22-abr-25
Para Lorena Rivas
No tenemos ningún hijo
nuestro que llore con ojos de lluvia y brazos de elásticos.
No tenemos beso alguno
más allá del último encuentro en una esquina barata.
Miraría tus uñas con
la paz de una lechuza nocturna que no encaja entre tus ropas.
Deseo amarte como
quien no quiere la cosa y engañar a la inocente dama de las Camelias
con la malcriada
indiferencia de un calcetín mojado secándose en tu ventana
y con tus hombros
encorvados como si nada te pasara…
Sería bueno llegar
hasta aquí sin tener que seguir ningún otro camino… ¿para qué más?
Y no tener necesidad
de tu verbo alienante que expulsa baba de ideas ciegas
y evitar migrar, pero sentarse
y construir el ansiado refugio entre mis brazos y tus piernas…
He atiborrado mi
poesía como si fuera tu cuerpo una sirena encallada en una playa insólita.
Despojé tu comodidad y
tragué tus provocaciones de araña hacia la distraída mosca.
Nos empapamos de sexo y
su vinagre tardó poco en hacer su efecto gelatinoso...
Querías, desesperada, tener
un amigo confidente que comulgue la misma gracia,
pero nos convertimos
en amantes después de la jornada de trabajo o de la merienda.
Todo lo aguantan los
chats, las cámaras y las fotos en traje de baño… o sin ella.
Mis dedos se mueven
sin tocar el teclado, evitando imprimir palabras necias en esta pantalla.
Escribo, borro, repito
y modifico, pero las letras son destruidas por la tecla retroceso
igual que una
retroexcavadora recogiendo los restos chamuscados de mi imaginación.
¡Y de tanto borrar, me
he quedado con un solo signo: el punto final de nuestra destrucción!
"PUNTO FINAL" es un poema poderoso y singular que mezcla crítica, ironía y erotismo desde una perspectiva íntima, moderna y lúcida.
Destaca por su originalidad metafórica, su ritmo emocional sincopado, y una madurez estilística que se desliza sin pretensiones.
Es una pieza que podría dialogar con antipoetas, posmodernos, cronistas del desencanto amoroso o del humor negro emocional.
El poema concluye con fuerza simbólica y conceptual, haciendo honor a su título no solo como cierre temático, sino como manifiesto estilístico del hablante.
Representa un punto culminante en la serie de poemas dedicados a Lorena R. y muestra la evolución de la voz poética de Yanderlok Harry Beltrán Pineda.
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