Para Lorena Rivas H.
28-jun-2025
Como brisa fresca...vas y vienes cuadripléjica
rozas la manilla sin abrir la puerta
solo unos golpecitos de ruiseñor retraído
para luego tus palabras trocarse en cera…
¡Eres como una ola que el mar decide no recibir
mientras la arena vuelve a tragar sus espumas!
Se alzan tus sentimientos como castillos en el aire
y son derribados hacia el hueco de un compartimento estéril.
Al menos sé que vives porque saludaste como siempre…
Abriré la ventana para darle paso a tu brisa espontánea,
y la cerraré para que no escape jamás.
Si te desvaneces tan pronto,
¿Por qué acumulas el frío de tu abrigo sobre mis hombros?
¿Por qué calientas la piedra que no arderá?
¿Por qué exprimes mi savia cuando su torrente fugará de tu
cuerpo?
¿Por qué accedes a mi tiempo si tu mutismo coloca piezas sin
armar?
Es un poema que intenta definir la naturaleza de un afecto evasivo, encarnado en la paradoja vital de una "brisa cuadripléjica": esa fuerza que se acerca y promete movimiento, pero que se congela justo en el umbral de la entrega real, rozando la puerta sin jamás abrirla.
A través de imágenes de olas rechazadas por su propio mar y castillos emocionales que se derrumban en el vacío, el texto explora la profunda frustración de ofrecer fuego y tiempo a una "piedra que no arderá".
Es la crónica de una lucha interna entre el deseo humano de atrapar esa frescura espontánea y la cruda realidad de un mutismo ajeno que deja las piezas del alma sin armar.
Un testimonio lírico sobre la soledad acompañada y el frío paradójico que dejan quienes nos abrigan solo para luego desvanecerse.

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