27-dic-2024
Te buscaba en el mismísimo aire de Bach, en el piano de Chopin, pero el viento nunca sopló a
mi favor y el ruido
siempre ahuyentó una brizna de sosiego…
Cada palabra que
transcribo es un pistón para desvirgar todas las derivaciones inútiles que
parieron los traumas y
rencores de mi existencia…
Debo salir de esta
esfera de dolor y ver a la distancia su irradiación y la repartición de sus
restos
mortales a través de
unos binoculares…
Debido a la postración
emocional que provocó el aborto de este extenuante amor
hacia ti, me sumergí
en la última página en blanco de la Nada y en el Cero absoluto de las
tinieblas…
Quisiera hurgar en tus
erradas pupilas, atrapar tu alma de colibrí en una jaula, aunque no lo
mereces ya que nunca
te propuse despejar ecuaciones juntos ni
hacernos cosquillas al alba…
¡Me buscaste, te encontré!
Siento tus dedos masajear mis sienes; escucho tu voz morder
mis orejas hasta
transmutarme en un conejo…
¿Qué puedo
reprocharte? No quiero rimas, no quiero versos, ni este monólogo con púas,
prefiero esa verdad sincera,
sin manchas, sin ambigüedades, que ocupe todo el cielo y nos
provea de un paraguas contra
las mentiras…
Me entregaste todo el
silencio de un vasto desierto con su aciaga luna mofándose y un olor
rancio de momias
desenterradas…
Y viene la pregunta
más irritante de todas: ¿Por qué no dijiste nada? ¿Por qué, al menos, no
me rechazaste? ¡Una
bofetada me hubiera dolido menos! Tu cara, un roble; tu sonrisa, un
bagazo…
¡Pero todavía tienes
mis cenizas guardadas bajo llave y las esparces de vez en cuando en
un vertedero…!
¡Cenizas que son esterilizadas
con tus frases inflexibles desde ese ingrato túnel estacional en
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