Poema "ESCUPITAJOS" de Yanderlok Harry Beltrán Pineda

20-mar-25

 

Hoy me acostaré más temprano y me olvidaré del mundo… ¿podré?

¿Te interesa saber realmente cómo me encuentro? ¿Estás segura?

¡Estoy bien, como un molusco atado a un taco de dinamita!

No somos esenciales… ¿quién nos mintió? ¿los dioses? ¡pero eso lo inventamos nosotros!

Una especie como cualquier otra, o algo peor, así lo diría un ratón de 3 patas, un murciélago de

cabello largo o un rinoceronte de dos cabezas.

Para nuestro deleite narcisista justificamos todo, incluso la muerte.

Somos campeones en defender vidas, a costa de mutilarla y coser los pedazos con palabras

sanadoras.

Hago el milagro de comprender a la humanidad: creo en Dios, el Estado, el Poder, y su santo

Sistema Capitalista; gracias a eso, pienso festejar con pistola, cuchillo o silla eléctrica.

Damos la mano para que nos la corten, sin pizcas de remordimientos.

Lloren, papá y mamá, porque este hijo estrenó un nuevo trauma: sonreír como un loco ante los

absurdos de la vida.

Te idolatran, te desprecian, te reconocen, te devuelven al cementerio de hojalata y rezan para

que no despegues de tu silla.

Te descorchan el hueco fecundo a pesar de tus buenas intenciones, colega.

Sucumbes ante la traición diaria de la pobreza y los despojos de las riquezas.

Ya no hay nada que escribir si el canto de la llaga logra su efecto inquisidor 

y no es que se ame a la muerte como a una mujer en su estructura

sino que el desesperado trinche de la soledad hace punzadas en el alma

se maldice el momento, no a la eternidad tan alabada por voces necias

¡Ya ves, estoy tan bien, que la mecha está por llegar a la dinamita!





Este poema despliega un sarcasmo feroz y una mirada desilusionada sobre la condición humana. 

Con metáforas absurdas y surrealistas, el yo poético ironiza sobre la aparente normalidad del sufrimiento cotidiano: “estoy bien, como un molusco atado a un taco de dinamita”. 

La voz del poema denuncia la hipocresía social, la banalización del trauma, la pobreza y la indiferencia, mientras se sumerge en una catarsis amarga. 

Es una obra que, desde el desencanto, abraza lo grotesco y lo cómico como resistencia ante el absurdo de existir.













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