22-mar-25
Para Lorena R.
Y si alguna vez, un
pérfido corazón ensombreciera la magnífica luz de sus pupilas
desgarraran su alma
piadosa y, peor aún, llenaran de costras su piel limpia y sedosa
llore, laméntese y
busque mi hombro, mis brazos, de este inaudito e inacabado hombre
que, en estas oscuras
noches de insomnio, ilumina el pobre espíritu, gracias a sus ojos,
esos enormes y bellos
faros de mis noches, y dedíqueme, aunque sea una mirada,
tal como se mira a un
leproso...
Si Ud. me quiere y yo le
quiero, ¿por qué no nos hemos de querer entre tanto queriendo y
queriendo?
Así, Ud. sacudirá su
corazoncito de su vana tristeza y a mí, pobre diablo, me compartirá algo de
su renacida belleza.
Comentarios
Publicar un comentario