11-feb-25
Para Lorena
Entre abruptas butacas
de un cine, cogí tus manos para bañarlas con gruesas lágrimas
al tiempo que el
personaje regalaba flores a su amada, me apetecieron tus labios tiernos
y te susurré “lee el
poema, tú vives en él”; para entonces, tu boca había colisionado con
la mía: dos relámpagos
imponentes descargaban fuerzas a toda prisa…
Gozaste de lo
inextricable con pose de diva, se abrieron tus alas de algodón de azúcar
creamos nuestros
sabores sin dejar caer ni una pizca de almíbar…
con ruidosa alquimia
llenamos el aire de monosílabos, gemidos y pasiones…
Desperté con tu beso y
encontré tus labios voluptuosos formando una extraña y deliciosa flor
que sucumbió a la
intensidad de una luz benigna; detrás de tu rostro una neblina roja, irascible,
sopló en mi cuerpo dardos de auténtica semilla…
Santuario
inconfundible de una piel terrenal que reclama su aciago dolor...
Néctar cuya abeja
inquieta busca las travesuras de una odisea exploratoria...
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