Poema "SEPARADOS"

Morirán mis cenizas en tu refugio…

Caerán tus estrellas sobre mi cadáver…

Historia fuimos y somos…

Materia rebelde de soplos, altibajos y escarnios.

 

Arrepentimientos y fábulas mal concebidas,

Nuestras vidas tienen poco de novedoso:

Luz sin cauce, ojos sin guía,

El espectro apestoso de la muerte

siempre vendrá a arroparnos.

 

Hombre y mujer distanciados,

Sombra contra sombra, argumento contra argumento,

Pálido hogar de cripta insomne

Donde el rayo pasional ha perdido su fuero…

¿A dónde vamos, en dónde moriremos?

 

Esta casa fría donde ya nadie nace,

Todo brilla en olvido, cada rincón es un incendio,

El rugido del viento que da zarpazos sobre el estero,

Es un canto gregoriano de insoportable lamento.

¿A dónde vamos, en dónde moriremos?




"Separados" trata la separación como un destino inevitable, evocando el desmoronamiento de una relación en un entorno sombrío y desolador. La frase inicial, "Morirán mis cenizas en tu refugio," marca el tono de un vínculo ahora inerte, donde lo que queda de ambos es solo un eco. Esta imagen de cenizas en su "refugio" sugiere una entrega total y, al mismo tiempo, la futilidad de esa entrega.

El verso "Materia rebelde de soplos, altibajos y escarnios" añade un sentido de lucha, como si su historia compartida hubiera sido una serie de batallas entre dos almas apasionadas pero incompatibles. La relación es descrita como una mezcla de "arrepentimientos y fábulas mal concebidas," indicando un amor que fue una mezcla de ilusiones y desilusiones, y que nunca alcanzó el propósito o sentido deseado.

La repetición de “¿A dónde vamos, en dónde moriremos?” expresa una búsqueda desesperada de significado. La "casa fría donde ya nadie nace" sugiere que el vínculo entre ambos ha perdido su vitalidad, convirtiéndose en un espacio de recuerdos apagados. El poema también juega con la idea de una batalla que sigue activa en la memoria: "sombra contra sombra, argumento contra argumento," donde los desacuerdos y las tensiones no se apaciguan, sino que se mantienen como ecos en este "pálido hogar de cripta insomne."

Finalmente, el "rugido del viento" es como un lamento persistente que convierte el entorno en un reflejo del dolor de la separación. Ese "canto gregoriano de insoportable lamento" simboliza una despedida melancólica y definitiva. Así, el poema se convierte en una meditación sobre la mortalidad, la desintegración y la inevitabilidad del olvido. La pregunta final persiste, sin respuesta: ¿qué destino queda cuando el amor y la vida en común han perdido su propósito?

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