Para Oda
…cómo sudaba tu
delgada espalda al abrazarte
mientras te lloraba
con mi cara cubierta de tus negrísimos cabellos
a los que mojé con mi
llanto de niño
quebrado en el punto
más hondo de mi alma.
¡Fui todo menos aquel
hombre serio, enjuto y sarcástico que habías conocido!
¡El dique plenamente desbordado!
¡Mis nervios arrellanados
en su remanso!
Rendido sobre tu
hombro, me deshojaba como un libro abierto
y tu cuerpo níveo se
estremeció espontáneamente ante mi brutal desolación:
nos conectamos sin
exigirnos ni reprocharnos nada…
Quería despejar tantas
dudas
de estos aguijones que
se arremolinaron en mi garganta:
“¿Cómo eras de
pequeña?”
“¿Qué te causó llanto
y temor?”
“¿Alguien te hizo
suspirar tan fuerte hasta ruborizarte?”
“¿Cuántas veces tus
manos despeinaron traviesamente a algún hombre?”
“¿Cuántos besos robaste?”
“¿También te enamoraste
neciamente de otro?”
¿Ese otro, podría ser
yo?
¡Tantas cosas te
hubiera confesado pero mi nicho es un lugar tan ajeno al tuyo!
¡En este jardín, corto
las rosas y entierro sus espinas
y te escribo mis nocturnos
poemas para regresarme a una vida sin inquietudes!
Así, mis sollozos
aliviaron los cristales rotos de mi espíritu
y te sentí tan
profundamente mía al darte ese recio abrazo
que te atravesé como
el humo entre las hendiduras de las rocas…
...y mi alma se enganchó,
tiernamente a la tuya, con este beso apasionado.
Quizás -pensé- ya no
tenga más oportunidad de volverme a enamorar de mujer alguna
porque estoy viviendo el
último itinerario de mi vida…
Y mi tristeza desbordó
su tembloroso atributo
hasta hacerme
presentir cual miserable bicho en peligro
que esta sería la
última vez que te contemplaría
con mis patéticos ojos
hechizados por la luna radiante.
El poema "SUDOR" es una expresión cruda y emotiva de vulnerabilidad profunda, de esos momentos en que las barreras que construimos se desploman y nos revelamos en nuestra forma más desnuda, en medio del dolor, la desolación y la conexión emocional.
Logra conjugar lo físico y lo emocional de manera tan íntima, describiendo el sudor, las lágrimas, los cabellos, como símbolos de un desbordamiento interno que no puede contenerse más.
La estructura del poema es intensa, lo que refuerza la sensación de catarsis emocional. El hablante se despoja de toda pretensión de ser el hombre "serio, enjuto y sarcástico" que la otra persona conoció. En lugar de eso, se permite ser vulnerable y humano.
El poema transmite la sensación de una confesión íntima no solo de amor, sino también de arrepentimientos y preguntas no formuladas.
El "deshojarse como un libro abierto" es una metáfora poderosa de la vulnerabilidad, de la total entrega del hablante, que se descompone emocionalmente en brazos de la otra persona.
Es poderosa la serie de preguntas que se suceden: "¿Cómo eras de pequeña?", "¿Cuántas veces tus manos despeinaron traviesamente a algún hombre?", "¿Ese otro, podría ser yo?".
Estas preguntas parecen subrayar el deseo del hablante de conocer y conectar con la persona amada en todos los niveles posibles, como si el tiempo que han compartido no fuera suficiente para responder todas las inquietudes internas.
Las dudas son reales, palpables, pero también hermosas porque, a pesar de la incertidumbre, el hablante se entrega al momento, aunque reconoce la distancia que existe entre ellos, no solo física, sino emocional: "mi nicho es un lugar tan ajeno al tuyo".
El final del poema, con la sensación de que esta podría ser la última vez que contemple a la persona amada, dota al poema de un aire trágico y fatalista, intensificando la melancolía.
El "último itinerario de mi vida" y la tristeza que se convierte en una premonición de separación inminente refuerzan la fragilidad del amor, de la vida misma.
El poema en sí es una despedida no solo de un momento, sino quizá de la esperanza de un futuro compartido.
"SUDOR" es un poema que habla del amor y la pérdida, pero también de la búsqueda de una conexión tan pura y total que traspase las barreras del cuerpo, la mente y el tiempo.
Transmite la pesadez de una emoción inmensa, pero también la belleza de esos instantes en los que nos sentimos verdaderamente conectados, aunque sea por un breve momento.
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