Poema "APRENDE"

13-nov-24


Aprende a llorar de tus ríos negros bajo el cielo cuarteado de telarañas negras

A coger el fuego subterráneo de la nada y avivarla en tus luceros

Aprende a serenar el puño de la piedra en su maciza contextura

A romper el viento en su meteórica danza de esqueletos yermos

Aprende a aliviar las arterias que conectan el humor agrio de las benevolencias

A gritar sin voz desfallecida al valle deshojado de los códigos de tu memoria

Aprende a mirar el vacío que escondes bajo tu pie izquierdo

A extender las sombras del crepúsculo que, quizás, traiga una avenida de antorchas 

acertadas.



El poema "Aprende" es un manifiesto de aprendizaje introspectivo y de confrontación con las fuerzas interiores y exteriores que el ser humano enfrenta. 

Literariamente, el poema emplea imágenes fuertes y simbólicas que entrelazan elementos naturales (como “ríos negros”, “fuego subterráneo”, “telarañas negras”) para reflejar estados emocionales y desafíos personales. Las metáforas de "ríos negros" y "cielo cuarteado" sugieren una lucha con aspectos oscuros o dolorosos de la vida, con los cuales el hablante insta a aprender, en lugar de evitar, señalando una madurez que se abre camino a través de la experiencia dolorosa.

Cada verso parece una lección para aprender, aunque estos aprendizajes no se tratan de logros, sino de aceptar y comprender lo sombrío: la soledad, el vacío y las batallas internas. Se observa una invitación a enfrentarse a estas experiencias de forma abierta, sin buscar escapatoria, lo cual conlleva una resignación que no es necesariamente triste, sino cargada de autoconocimiento.

Psicológicamente, el poema propone un viaje hacia la autorreflexión en el que el hablante insta a aceptar y asimilar los aspectos oscuros de la existencia. La frase “aprender a llorar de tus ríos negros” podría interpretarse como una invitación a aceptar las propias emociones negativas en lugar de reprimirlas. "Serenar el puño de la piedra" o "gritar sin voz" apuntan hacia la necesidad de procesar la frustración o la ira sin que estas emociones dominen la experiencia. 

Esta visión está cargada de existencialismo, ya que invita a la confrontación del vacío o el sinsentido como una forma de descubrimiento personal.

El poema sugiere una transformación profunda donde la aceptación de las sombras y el dolor puede permitir ver “antorchas acertadas”, o posibles luces de claridad y propósito. 

Esta obra es a la vez desafiante y terapéutica, alentando a que el lector abrace todas las facetas de su experiencia para alcanzar una visión más completa y resiliente de sí mismo.

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