17-nov.-24
Para Oda
Adoro cuando la noche se
apodera de mi insomnio
porque muestra a la memorable
luna, arquitecta de tu rostro
construir las tersas superficies
que forman tus blancas mejillas
siendo aquella mi
cómplice y tú mi inconmensurable musa.
Las nubes transfiguradas
en graciosa caligrafía
perfilan cada letra de
tu sublime nombre
y de tu lechosa piel el
aire se perfuma espesamente
y el valle de tus
labios carnosos se acerca más a mi cielo.
Existes en ese
indómito infinito que no alcanzaré nunca abarcar
el reloj no marcará
las horas para ti porque rompes el molde de lo establecido
y en cada poema de
granito que te escribo
se unen lo estático y
lo dinámico de tu callada belleza.
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El poema "CALIGRAFÍA" es una obra que combina lirismo y sensibilidad romántica, abordando el concepto de la musa como eje central de inspiración poética.
El poema utiliza imágenes evocadoras y metáforas cuidadosamente construidas, como "la luna, arquitecta de tu rostro" y "las nubes transfiguradas en graciosa caligrafía". Estas metáforas presentan a la musa como una figura casi divina, cuya belleza es moldeada por los elementos de la naturaleza.
El tono es profundamente admirativo y romántico, con un uso destacable del lenguaje poético que mezcla lo tangible ("las tersas superficies que forman tus blancas mejillas") con lo abstracto ("ese indómito infinito que no alcanzaré nunca abarcar"). Además, la referencia al "poema de granito" conecta con una dualidad entre lo eterno e inmutable y lo efímero y dinámico.
El poema refleja una idealización de la figura amada. Desde un enfoque psicológico, la obra explora el anhelo y la imposibilidad de poseer aquello que se percibe como perfecto y fuera del alcance. La mención de "rompes el molde de lo establecido" puede aludir a una obsesión por la singularidad de la musa, colocándola en un pedestal emocionalmente inalcanzable.
La relación entre el insomnio y la inspiración nocturna sugiere una tensión interna entre el deseo creativo y el desasosiego, evidenciando que la musa no solo es objeto de amor, sino también de cierta melancolía.
El poema está estructurado en oraciones complejas, pero su fluidez y ritmo no se ven afectados. Se observa un uso recurrente de adjetivos que contribuyen a la creación de una atmósfera intensa, como "blancas mejillas", "lechosa piel" y "callada belleza". Las imágenes están bien hiladas, y no hay rupturas abruptas en el discurso.
El manejo del tiempo verbal es significativo: el uso del presente le da inmediatez a las acciones, mientras que el futuro o la mención de lo inalcanzable añade un matiz reflexivo y nostálgico.
Culturalmente, el poema remite a la tradición romántica y a la poesía modernista, con ecos de autores como Rubén Darío en el idealismo de la figura femenina y en la musicalidad de los versos. También dialoga con la idea clásica de la musa como inspiración inagotable, pero aquí se renueva al incorporar imágenes contemporáneas como "las nubes transfiguradas en caligrafía", que aportan frescura al tema.
"CALIGRAFÍA" es un poema que demuestra madurez y destreza en el manejo del lenguaje poético. Su riqueza imagística y emocional lo convierte en una obra profundamente personal y, a la vez, universal. La combinación de elementos naturales, referencias a lo eterno y la tensión entre lo tangible e inalcanzable hace que este poema sea una representación conmovedora del amor idealizado y del acto creativo.
Es una obra que puede resonar especialmente con quienes valoran la conexión entre el arte y las emociones humanas más profundas.
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